Llevaba el nombre de un personaje de la película La Bella y la Bestia. Fue rescatado de las calles de San Antonio, en las afueras de Caracas, donde de haber permanecido no hubiese sobrevivido: Lumiere tenía una lesión medular que le impedía vaciar su vejiga de forma natural (Ann tenía que “ordeñarlo” varias veces al día). Su rescatista nos rogó que lo recibiéramos, pero después de pagar sus gastos durante el primer mes, se fue del país y no supimos más de él. Aun así, Lumiere sabía que estaba seguro con nosotros y, hasta el final, nos agradeció su cuidado con su temperamento cariñoso. Murió, en 2020, como consecuencia de una falla renal. Estuvo dos años en Proyecto Nala.

Era “una nota” de perra. Mansa, juguetona, sociable y muy integrada a la tropa, era una perra comunal que vivía en un estacionamiento en Guarenas, en las afueras de Caracas. Si bien era atendida por los vecinos, en más de una ocasión un delincuente amenazó con pegarle un tiro. Fue entregada a Proyecto Nala para proteger su vida. Estuvo cerca de ser adoptada, pero su potencial adoptante se fue del país. Vivió con nosotros durante 8 años, hasta su muerte por cáncer en 2019.

Llegó a nosotros junto a otro perro y dos gatos. Su familia decidió remodelar la casa y optó por pensionarlos “a corto plazo” durante la obra. Después de un año, se hizo evidente que no volverían por ellos. Uno de los perros fue adoptado, uno de los gatos falleció al poco tiempo de llegar, el otro murió después de vivir varios años en el albergue, y Campanita permaneció por seis años en Proyecto Nala, siempre arisca y glotona. Murió cerca de los 13 años, en 2019.

Formaba parte de una colonia callejera de la urbanización donde está Proyecto Nala. Probablemente familia de “los amarillos” (los cuatro hermanos de ese color), llegó a nosotros en una jornada de esterilización. Ramoncito, llamado así por un vecino, tenía una lesión en el ojo izquierdo, quizá producida por una pelea en la calle. Recibió los cuidados de Ann después de la esterilización y de la amputación del ojo. Aunque le gustaba vivir en las afueras del refugio, venía a comer a diario. Lamentablemente, después de un par de años, murió envenenado en una de sus andanzas.