Proyecto Nala apostó por él y ganó. Luchador como pocos, nació con espina bífida. Si bien no podía mover las patas traseras ni controlar los esfínteres, su condición nunca limitó su deseo de vivir. Llegó de dos meses desde Puerto La Cruz (en el oriente de Venezuela), luego de que un criador de bulldogs renunciara a él. Pero Ruffo enamoró a Ann, y entre ambos batieron todos los pronósticos: en Venezuela, los perros con espina bífida tienden a ser sacrificados, una práctica que hizo aún más heroica la acción de Ann, quien hizo posible que Ruffo llegara a los 8 años. Montado en su silla de ruedas o desplazándose “a su manera”, Ruffo –el “mediador” nato de la manada– vigiló siempre cada paso de Ann. Su vida inspiró a muchos. Murió en 2020.