Caramelo del Río

Nació, junto con otros siete perritos, a orillas de un río cercano al refugio, pero una lluvia torrencial provocó la crecida de las aguas y arrastró su lecho. Desafortunadamente, su madre sólo alcanzó a resguardar –en una alcantarilla– a cuatro de los cachorros. Vecinos de la urbanización, quienes escucharon los ladridos, dieron la voz de alerta. Ante el peligro, Ann los rescató y los trajo a Proyecto Nala. Hoy, Caramelo del Río es un perro feliz, manso y juguetón, que comparte su día a día con la tropa y dos de sus hermanos (su otro hermano murió de tétanos y su madre de un tumor inoperable en la vejiga).
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