Princesa Nala

Vagaba por la Universidad Metropolitana, en la capital venezolana, con una pata llena de gusanos. Era una perra salvaje que se resistía a ser atrapada. Finalmente, Sara, estudiante y rescatista, lo logró. Pero fue tarde: hubo que amputarle parte de la pata. Sara la trajo a Proyecto Nala para que le hiciéramos una prótesis, y la llamó Princesa Nala. Como debía viajar al extranjero, la dejó temporalmente con nosotros, pero nunca pudo regresar por ella: Sara falleció en un accidente. En lugar de flores, su madre pidió que enviaran un donativo a Proyecto Nala. Hoy, aunque sigue siendo una perra insegura y asustadiza, Princesa Nala está muy integrada a la tropa.
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