Llegó a Proyecto Nala de la mano de Vanessa López, estudiante de Ciencias Veterinarias en Maracay (centro-norte de Venezuela), quien en una noche de lluvia la encontró en una cuneta, a pocas semanas de nacida. Estaba inerte, con hipotermia, y apenas respiraba. Una radiografía reveló que tenía una compresión medular que le impediría caminar y obligaría al vaciado manual de su vejiga. Lissie es una gata muy particular: le cuesta socializar con los gatos, pero se lleva muy bien con los perros. Y si bien le gusta rodar en la silla que Ann le fabricó, también disfruta salir a pasear en una mochila y ver gente a su alrededor.